Zainab llega a Izmir, donde se dan cita centenares de familias con el objetivo de buscar una embarcación que los lleve a Grecia.
Los traficantes de personas exigen a la madre de Zainab entre 500 y 700 euros por una plaza de un único adulto en un bote pequeño. El precio para los niños se reduce a la mitad.
Un chaleco salvavidas son otros 100 euros. La madre de Zainab no confía en las personas que hacen del tráfico humano su modo de vida.
El 90% de los migrantes que llegan a Europa lo hacen usando redes de tráfico de personas.
En muchas ocasiones, los contrabandistas cuentan además con la complicidad de los funcionarios de los controles fronterizos que quieren beneficiarse de un lucrativo negocio que, en 2016, supuso 2.000 millones de euros y en 2015 más del doble: 5.000 millones de euros.